martes, 29 de diciembre de 2009

Diciembre. Mendigas la luz como quien mendiga el amor; esa materia informe y escurridiza, de sustancia indecible, inmaculada, pegajosa e incolora.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Visiones nocturnas de Miami




Imagen insospechada, la de los muelles, astilleros y grúas de mercancías de Miami, al atravesar el puente Macarthur, ya casi de noche, en esa hora tardía en la que una aglomeración de vehículos inicia el camino de regreso a casa. El tráfico avanza a marcha lenta sobre los puentes de la bahía de Biscayne. Momento propicio, pienso, para contemplar desde la ventanilla del coche las grúas del puerto de mercancías, muy a lo lejos y como si de efímeras sombras chinescas se tratase.




Es sólo una pincelada de la noche; acaso tan sólo un capricho de la visión noctunra, que nos tiene acostumbrados a esta clase de acciones desafiantes, a estos raros pasadizos de la mirada.




Frente a la tópica fotografía de palmas cocoteras en playas de ensueño y lujosos yates varados en puertos deportivos, esta otra de las grúas del puerto: artefactos que confunden su altura con los celajes por un instante roban protagonismo a edificios majestuosos y elevados coliseos, en ese preciso momento, al paso por el puente Macarthur, ya casi de noche, sobre la bahía de Biscayne.


martes, 8 de diciembre de 2009

Elogio del sifón luminoso (y II)



Los sifones del artista Carlos Schwartz (Tenerife, 1966) irradian pura incandescencia: están hechos de luz y sólo luz arrojan desde la atalaya de su espita. Y no resulta raro encontrar una obra como este Sifón con mecanismo de funcionamiento simbólico (2006) en la producción de Schwartz, pues nos tiene acostumbrados a sorpresas semejantes, componiendo dibujos e instalaciones que llaman nuestra atención por su simbolismo y sencillez. Habría que añadir que esta pequeña pieza es sólo una anécdota en el conjunto de su itinerario creativo. Sí es verdad que entre sus últimos trabajos encontramos obras realizadas a partir de una idéntica puesta en escena de elementos cotidianos y, aparentemente, sin vida propia –cajas de cartón, escaleras, sillas, estructuras arbóreas– a los que añade tubos fluorescentes u otros elementos luminosos que logran despojarlos de su contexto habitual y rutinario elevándolos a la categoría de lo artístico. Schwartz sabe muy cómo construir escenografías que ponen en práctica los más sutiles mecanismos de la sugerencia. Su capacidad de inventiva ha aprendido a sorprendernos con bien poco, a adueñarse de nuestra atención, atraídos por el carácter sumamente poético de sus composiciones.

El sifón de Carlos Schwartz, en su doble aspecto lúdico y simbólico, objeto encontrado al azar y, a un tiempo, elegido como elemento liberador de los impulsos ocultos del deseo. Piedra filosofal de la locura; bobina o motor en fuga de donde brotan emanaciones del interior, cual si de un buceo en el inconsciente se tratase.

Dos batutas precipitadas en fuga, arrojadas con la fuerza de dos exclamaciones.

Viejo sifón transformado en surtidor de luz, como en un truco de magia.



Fotografía: Carlos Schwartz, Sifón con mecanismo de funcionamiento simbólico, 2006.