jueves, 3 de mayo de 2012

Juan Pedro Ayala o las jacarandas




Como una pincelada de color sobre el paisaje diario de la ciudad de Santa Cruz, las jacarandas. Sólo ellas roban por un instante la atención de nuestra mirada. Al cruzar una calle o al atravesar un puente, al cambiar de acera, al recorrer una plaza, o simplemente al refugiarnos en el balcón de La Granadina, las jacarandas asoman su penacho de diminutas campanillas. Sólo entonces, tintineantes de gracia, un brote de luz violada lo inunda todo.




La imagen de estos árboles se confunde en mi cabeza, por un instante, con otros árboles: los pintados por Juan Pedro Ayala. Húmedas jacarandas, doblegadas y retorcidas sobre sí mismas acaso por un exceso de viveza. Íntimas y públicas, verticales, trazadas con la impronta de un rabioso dibujo al tiempo que con la atrevida salpicadura gestual. Las jacarandas de Juan Pedro Ayala, árboles de ciudad que rasgan la superficie del lienzo, se diría, para salir al afuera y salpicarnos con la alegría de todos los naufragios. 




[Jacaranda, por Juan Pedro Ayala].