sábado, 15 de noviembre de 2014



Domingo Vega en la Galería Fleming:

hacia una Hermética Vegetal




Ningún otro pintor como Domingo Vega ha sabido mostrar la extrañeza que descansa en los objetos vegetales cuando éstos se encuentran solos, aislados sobre la tela del lienzo o dibujados en su fragilidad más íntima. Domingo Vega ha sabido expresar de forma renovada un motivo tratado por la pintura de todos los tiempos. Sus constelaciones vegetales, herméticas y silenciosas, suspendidas en la incandescencia fugaz de una miniatura pintada con la perseverancia de un anacoreta, nos transportan hacia otra realidad sólo hecha posible en el milagro de la pintura.

Los lienzos de Domingo Vega han dado la luz a una mitología vegetal diseminada en un raudal de sorprendentes imágenes simbólicas, donde el hombre florece metamorfoseado en empatía y total concordia con la Naturaleza. Éste que nos ofrece el pintor, es un mundo primario y mitológico, acaso fuera del tiempo habitual de los relojes de la vida moderna, detenido en diminutos acontecimientos imperceptibles para el ojo, y sólo accesibles en la eclosión de oníricas revelaciones vegetales: el brote lento de un bejeque; la floración de una retama siempreviva en el instante perpetuo de la pintura; el vuelo de un insecto entre las ramas de un bosque legendario, el perfilado dibujo de una hoja de helecho.

Las pinturas de Domingo Vega son todo menos un simple inventario natural y, sin embargo, se nos muestran ante los ojos como una soñada clasificación de especies abiertas hacia otra escala de la realidad sensible.

Domingo Vega ha desarrollado una obra en libertad y radical, totalmente autónoma, aislada y ajena a los caprichos del mercado del arte. Su pintura se nutre, desde el principio, de la sobreabundancia y la revelación oníricas que manan de la Naturaleza. La pintura de Domingo Vega es, por todo ello, de una rotunda actualidad, pues de su pincel han brotado algunas de las más hermosas y sorprendentes composiciones que la pintura canaria ha dado al Simbolismo