miércoles, 6 de octubre de 2010

Jacques Hérold en Marsella (I)




Hoy se inaugura una importante muestra sobre la obra del pintor Jacques Hérold. Una noticia sin precedentes para los que seguimos de cerca los movimientos del Surrealismo; sin precedentes, digo, porque ha hecho falta demasiado tiempo para que alguno de centros incluidos en la RMN de Francia cayera en la cuenta del inexplicable olvido y preparase una retrospectiva de sus años de creación más intensos -sus "cristalizaciones", sus "cabezas", sus pinceles imitando el movimiento de "La lectrice de l'aigle".
No es azaroso el hecho de que sea esta ciudad, y no otra, la que haya tomado la iniciativa, rescatando uno de los pintores surrealistas de mayor interés (al menos para el que estas breves notas escribe). Jacques Hérold fue uno de los artistas que estuvo en Marsella, entre 1940 y 1941, con la idea de embarcar hacia el exilio americano. La villa marsellesa de Air-Bel, sede del “Comité Americano de Ayuda a los Intelectuales” dirigido por Varian Fry, y albergue de acogida de André Breton y los suyos, fue el lugar de reunión de muchos artistas y escritores –Victor Brauner, Óscar Domínguez, Max Ernst, Jacques Hérold, Wifredo Lam, André Massons, Benjamin Péret, René Char, entre otros– en espera de obtener el permiso para abandonar el territorio francés. En ese tiempo angustioso y detenido de la espera, los surrealistas allí reunidos confían el paso de las horas al entretenimiento del juego colectivo: de entre los muchos ejemplos de dibujos y juegos colectivos que aún se conservan, el más célebre por su importancia es el Juego de Marsella, tal y como lo denominara Breton en un texto publicado poco después en la revista VVV con ocasión de su muestra en el Museum of Modern Art de New York. Se trata de un juego de cartas surrealista que habría de jubilar sus emblemas habituales –los corazones, rombos, picos y tréboles– para sustituirlos por el ideario mismo del Movimiento Surrealista: el Amor, el Sueño, la Revolución y el Conocimiento. Jacques Hérold relata aquella escena:

Lo echamos a suerte. Los nombres se habían puesto en un sombrero, y cada uno tomó dos papeles. Cuando pienso en ello, caigo en la cuenta de que hubo una especie de predestinación. Así, Brauner, cuyo mundo es el de los médiums, sacó a Hegel y Helene Smith; Breton sacó a Paracelso y dibujó la cerradura del Conocimiento, ¿no es curioso? El Sueño se lo repartieron Domínguez y Lam. Max Ernst se encargó de Pancho Villa y del as del Amor. A mí me tocó Sade y Lamiel, la Rueda de la Revolución la dibujó Jacqueline Lamba; en cuanto a Masson, hizo la Religiosa Portuguesa y Novalis.



.................................................................................
Imagen: Fachada del Museo Cantini de Marsella con el cartel anunciador de la muestra Jacques Hérold et le surréalisme. Imagen tomada esta misma tarde, a eso de las 19:00.

No hay comentarios:

Publicar un comentario