domingo, 11 de diciembre de 2011

martes, 10 de enero
Uno está tranquilo, haciendo lo que le viene en gana, y de repente te invaden con noticias, comentarios e imágenes caídas desde no se sabe muy bien qué estratosferas, interrumpiendo tu tiempo de estar sentado frente a la pantalla del ordenador. Las redes sociales han conseguido metarse en nuestra casa por la puerta grande, sin que uno sepa muy bien para qué han venido. Casi sin quererlo, y sin habértelo propuesto previamente te ves "abriendo ventanitas", respondiendo a esto y aquello, borrando de "la bandeja de entrada" varias decenas de mensajes que tú no recuerdas haber solicitado previamente. Este nuevo orden de cosas al que nos tiene acostumbrados "la red" desde hace ya algún tiempo, y con el que estamos ya casi acostumbrados a convivir, ha traído aparejado, además, un nuevo uso de lenguaje al que nuestros oídos -al menos los míos- no acaban de acostumbrarse del todo. Y así con relativa frecuencia alguien nos dice: "agrégame al feis" o, lo que es peor, "linkéame, por favor". Con todo, lo peor es que te digan, mirándote a los ojos, "dame un toque en el guasap". En esas situaciones, a lo sumo podríamos alegar que tenemos desconectado el "3G", o comentar que no has entendido bien porque estabas "tuiteando" o, en fin, cualquier otra cosa que nos sirva para escabullirnos. En fin, son otros tiempos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario