domingo, 20 de enero de 2013

Daniel Abreu, bailarín

Cabeza




Cabeza es el último trabajo del bailarín y coreógrafo Daniel Abreu, presentado el pasado mes de  noviembre en el Mercat de les Flors de Barcelona y, en diciembre, en el Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife.

Solo en escena, como un auténtico hombre sin atributos ni artificios, sin caprichos ni bóvedas escenográficas; ajeno, incluso, por completo, a todo discurso. A Daniel Abreu no le interesa "contar historias" o meras anécdotas. El lenguaje que utiliza en sus coreografías se nutre de la renuncia a las formas de lo previsible, lo mismo que si buscase en cada acción o cada gesto la savia del asombro, ese estado de gracia original al que aspiramos.

Daniel Abreu construye sus trabajos a partir de una suerte de descomposición del movimiento, como si detrás de cada acción, de cada nervio, fuera posible abrir escalas en la percepción, descender hasta ese estado inicial del movimiento. Como quien va desgajando, sin prisa, la epidermis de una cebolla donde no existe periferia ni centro, interior o exterior, sino una piel que se envuelve a sí misma y que es a un tiempo núcleo y envoltorio.

Cabeza: fiesta del cuerpo, inmotivado, escindido de anclajes.

El cuerpo como un texto susceptible de ser leído.

Imaginar que se es un delfín hasta llegar a ser un delfín. Imaginar que se es un moral o, mejor, una raíz. Doblegar el cuerpo hasta llegar a ser raíz.

Cabeza: deambular por la escena como quien entra y sale de un extraño recinto en el que todo empieza infinitamente. Un lugar -siempre el mismo- para perderse, un camino que a ningún lado conduce, una calle que a ninguna puerta nos lleva. El absurdo problema del eterno discurrir de los acontecimientos.

La inestabilidad de la tierra sobre la que pisamos. El desandar los pasos hasta desprendernos de todo aquello que sea demasiado pesado para nuestro equipaje.

El movimiento del cuerpo. Que posea la fortaleza de los remos de un barco envistiendo la fuerza de las olas en medio de una tempestad.

Cabeza: de cómo perder la cabeza, absolutamente, a la búsqueda de nuevas respuestas, y de nuevas preguntas que den cabida a las nuevas respuestas. Absolutamente, hasta que la razón se pierda en los márgenes del absurdo.

Cabeza: 
Creación e interpretación, Daniel Abreu.
Diseño iluminación, Irene Cantero.
Espacio escénico, Daniel Abreu.
Técnico de sonido e iluminación, Sergio García.
Fotografía dossier, Manu Mazpule.

[www.danielabreu.com]

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