Domingo Vega en la Galería Fleming:
hacia una Hermética
Vegetal
Ningún
otro pintor como Domingo Vega ha sabido mostrar la extrañeza que
descansa en los objetos vegetales cuando éstos se encuentran solos,
aislados sobre la tela del lienzo o dibujados en su fragilidad más
íntima. Domingo Vega ha sabido expresar de forma renovada un motivo
tratado por la pintura de todos los tiempos. Sus constelaciones
vegetales, herméticas y silenciosas, suspendidas en la
incandescencia fugaz de una miniatura pintada con la perseverancia de
un anacoreta, nos transportan hacia otra realidad sólo hecha posible
en el milagro de la pintura.
Los
lienzos de Domingo Vega han dado la luz a una mitología vegetal
diseminada en un raudal de sorprendentes imágenes simbólicas, donde
el hombre florece metamorfoseado en empatía y total concordia con la
Naturaleza. Éste que nos ofrece el pintor, es un mundo primario y
mitológico, acaso fuera del tiempo habitual de los relojes de la
vida moderna, detenido en diminutos acontecimientos imperceptibles
para el ojo, y sólo accesibles en la eclosión de oníricas
revelaciones vegetales: el brote lento de un bejeque; la floración
de una retama siempreviva en el instante perpetuo de la pintura; el
vuelo de un insecto entre las ramas de un bosque legendario, el
perfilado dibujo de una hoja de helecho.
Las
pinturas de Domingo Vega son todo menos un simple inventario natural
y, sin embargo, se nos muestran ante los ojos como una soñada
clasificación de especies abiertas hacia otra escala de la realidad
sensible.
Domingo
Vega ha desarrollado una obra en libertad y radical, totalmente
autónoma, aislada y ajena a los caprichos del mercado del arte. Su
pintura se nutre, desde el principio, de la sobreabundancia y la
revelación oníricas que manan de la Naturaleza. La pintura de
Domingo Vega es, por todo ello, de una rotunda actualidad, pues de su
pincel han brotado algunas de las más hermosas y sorprendentes
composiciones que la pintura canaria ha dado al Simbolismo.
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