martes, 24 de marzo de 2020



19 de marzo

El mes de marzo me ha sorprendido a su capricho, tan fácilmente herido con nuevas dolencias. Esta vez es el peso en la espalda el que no me permite moverme como solía y me retiene forzado en horas bajas. Pienso que debe ser cosa de algún exceso o carga demasiado pesados que debía haber tenido en cuenta, pero este extraño latido muscular mantiene mi cuerpo en la torpeza más elemental de cualquier movimiento. Imagino entonces por un instante que estas puntadas aguadas que van y vienen se asemejan a la mordida prodigiosa de un animal salvaje en la zona lumbar, mientras releo de memoria algún pasaje del poeta portugués Al Berto (comparaba la sensación del dolor con el mordisco de un tigre). Al final parece que lo del confinamiento decretado por el Gobierno va en serio, y mucho me temo que carguemos todos con el peso de este enorme caparazón de tortuga que se nos viene encima.



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