la libélula
Lentos días de agosto, ya casi atrapados por la cola, a punto de esfumarse una vez más como si nada, dejándonos un sabor a extrañas frutas entre los labios.
Me llevabas a descubrir un oasis, en sueños. "Míralo" -decías- allí está". Y estaba allí, a medio camino entre el azul del cielo y el azul del mar.
Cascadas de palmeras deshechas en la boca, como un penacho de luces sobre el cielo nocturno, hermoso y fugaz a un tiempo.
Libélula naranja posada en mi jardín. Si la piensas un momento puedes ser tú la flor, el cactus, la libélula.
Oye, amigo, me gustan mucho esos poemas de la libélula... y la visión del oasis. Estupendo. Un saludo.
ResponderEliminarEs verdad que el mes de agosto nos deja un sabor como a frutas exóticas. Me gustan mucho estos breves textos sobre oasis y libélulas, aunque supongo que te refieres a algo, a alguna experiencia o algo así que no acierto a adivinar. Bueno, pues eso. Gracias.
ResponderEliminarMe gustan las libélulas; también los oasis y la poesías que nos hablan de ellos... Enhorabuena por el blog y gracias por los poemas.
ResponderEliminarHasta otra.
...parece un relato de otro tiempo; de adolescencia, quizás.Donde el deseo se transformaba en cualquier cosa y los oasis eran posibles. He llorado por dendro.
ResponderEliminar...parece un relato de otro tiempo; de adolescencia, quizás. Donde el deseo se transformaba en cualquier cosa y los oasis eran posibles. He llorado por dentro.
ResponderEliminar...parece un relato de otro tiempo; de adolescencia, quizás. Donde el deseo se transformaba en cualquier cosa y los oasis eran posibles. He llorado por dentro.
ResponderEliminar...parece un relato de otro tiempo, de adolescencia, quizás. Donde el deseo se transformaba en cualquier cosa y los oasis eran posibles.He llorado por dentro.
ResponderEliminar