martes, 21 de septiembre de 2010

Algo más sobre Coleccionismo




El coleccionista es un obseso que no descansa hasta saciar la sed que nutre su fantasía.

Sin obsesión no puede haber coleccionismo.

El coleccionista es incapaz de explicar de dónde procede el flujo de su obsesión; cuál es el motivo de semejante deseo.

Incapaz de definir el porqué que lo alimenta.

La fiebre del coleccionista, siempre dispuesta a brotar con nuevo impulso, inexorablemente, como una herida abierta.

El coleccionista de máquinas lomo, emilianas, colocadas una sobre la otra, desarmadas y apiladas en montoncitos, como en un cementerio de viejos elefantes.

El coleccionista es, a su manera, un corredor de fondo, un trapecista, un antólogo, un obseso.

Loco por decirle a la mujer que ama: "coleccióname, por favor".

Coleccionar es el acto de posesión por excelencia, de posesión en serie.

1 comentario:

  1. Bueno, en vista de que a nadie le interesa el tema, me atrevo, un poco por alusión y otro por hacer el ejercicio de reflexión que conlleva cada una de las entradas con las que Isidro nos deleita.
    El coleccionista es un ser extraño, de carencias hace virtud, carencia que atiende a una impronta o trauma en su niñez que ya de mayor se transforma en obsesión (compulsiva, no sé).
    Sin obsesión no hay arte, la obsesión ha provocado que existieramos y evoluionacemos, el límite entre lo sano y lo enfermizo es una linea vaga, además nuestras obsesiones están grabadas con fuego en el más profundo yó.
    El fotográfo es un coleccionista por exelencia, obsesivo o no, (mucho mejor cuanto más obsesivo séas) puede coleccionar cámaras o coleccionar fotos, compatible una con la otra, cada cámara tiene como un timbre especial, diferente a otras y de la que te puedes apoyar según un estado de ánimo, como esa camisa fetiche que te queda tan bien y que vistes en ocasiones especiales o usas siempre hasta que se rompa. Coleccionar fotos es diferente, puedes utilizar tu colección de cámaras para realizar tu colección de fotos, como una escalera escheriana donde una colección lleva a otra colección y a la misma, es obsesivamente divertido, me encantan los trabajos de Nikaxxx o Esteban Encarneviva, son colecciones de fotos maravillosas hechas con colecciones de cámaras.
    Podemos hacer una colección de fotografías de objetos, de monólogos, con los silenciosos objetos, (ideal para tímidos, ser tímido es ideal para ser un buen coleccionista y un mal fotográfo), en esta linea diría yo que mi preferido y seguro que para muchos, es Chema Madox, un coleccionista de objetos cotidianos transformados en imposibles y originales, trastoca el significado y significante de cada uno en un monólogo personal y del que resultan mil interpretaciones, genial y sencillamente sublime.
    Fotografiar gente, hacer retratos, desnudos o fotos de vacaciones tienen un valor añadido, ...y tanto, podemos llegar a coleccionar trocitos de almas. Hay aquí un diálogo con el retratado, un intercambio de intereses, un juego casi sexual, una relación que adivinaremos en la foto final, de estos coleccionitas de cuerpos y rostros mis favoritos son Julia Margaret Cameron por esa atmósfera romántica y falta de detalle, pero donde el alma es la protagonista, Steinchen, Richard Avedom o Robert Mapplethorpe son otros grandes coleccionitas de almas.
    Retratar, personas, animales, plantas, o cosas; momentos, besos, o edificios, cual cromos de albúm de una colección incompleta, siempre te faltará la más deseada y cuando por fin la obtengas, siempre nos quedará Paris.
    Coleccionaría un albúm de fotos entero, de los besos que no recibí, dos o tres cajas de zapatos llenas de negativos de los que yo no dí, todas sus fotos del perfil del facebook pasadas a papel, una serie en blanco y negro de autoretratos interesantes, la tirada completa de desnudos eróticos de Marilyn, y para no extenderme más, una copia de cualquier fotograma de Man Ray para decir que "esto no es una una foto, es una colección de luz y sombra"

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