sábado, 29 de diciembre de 2012


 De la buena impostura


La impostura de Ro.Ro nos cae bien: su mirada perversa de niño prodigio, su cuello de camisa sin pajarita, su gracia de playmóvil saludando al infinito. 


Ya llega Ro.Ro con sus juguetes, con sus cachibaches, ronroneando un poco, lo mismo que un rey mago imberbe, sin turbante ni atuendo. No sabemos muy bien a qué está jugando Roberto Rodríguez - Ro.Ro cuando juega, pero guarda en su chistera el fetiche esperado, el objeto de deseo que anima los impulsos más secretos. Es el suyo un elogio del juego sin condiciones.


Al entrar en el Ateneo de La Laguna -donde Ro.Ro expone su último trabajo bajo el lema Fembots- no sabemos muy bien si nos encontramos en la sala de arte del Ateneo o en alguna sección del Musée de la poupée ancienne et du jouet, en L'Isle-sur-la-Sorgue. Y es que Ro.Ro pasea sus muñecas en dibujos y telas como quien alza una cometa al viento, sin complejos ni tapujos, columpiándose en la carcajada cómplice de sus seguidores, hechos a su imagen y semejanza, diestros aprendices de la sintaxis irónica de su lenguaje.





La impostura de Ro.Ro nos cae bien: su gesto intrascendente de coleccionista de juegos de damas. Su patinete de fetichista insaciable. Su querencia por Mariquita Pérez, la muñeca mecida a cualquier hora en el sencillo decorado de sus dibujos lascivos. 


Ro.Ro subiendo a los tiovivos de todas las plazas. Ro.Ro montando en la montaña rusa de todos los circos. Ro.Ro fisgando y colándose a la hora del té -sin invitación previa- en delicadas casitas de muñecas.






[1. Dibujo inicial: Ro.Ro visto por Renzo Ferrer. Dibujo, 2012.]
[2. Roberto Rodríguez - Ro.Ro en el Ateneo de La Laguna.]
[3. Composición de Ro.Ro para el almanaque Fuentealta 2012.]


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