lunes, 18 de febrero de 2013


Ángel Padrón y Amédée Ozenfant subidos a la grupa de los caballos de Apolo



Las mejores pinturas Ángel Padrón son constelaciones. Ángel Padrón es conocido como un pintor de paisajes. De paisajes nocturnos -decimos-, de pinturas en las que la noche da forma a caprichosas y enigmáticas constelaciones. En los firmamentos evocados por el pintor podría afirmarse que todo lo que abarca la mirada es un mismo paisaje, una misma representación del cielo nocturno. Y, sin embargo, no hay un espacio igual al otro, un destello igual al otro, una brizna de estrellas igual a otra. Firmamentos, constelaciones, visiones que sumergen nuestro pensamiento en las aguas primitivas del comienzo.


Ángel Padrón gusta de presentar sus obras en series de pequeño formato, casi a la manera de miniaturas, acaso imbuido de la creencia de que la única manera de domar la fuerza incontenible de un astro es atrapándolo en el espacio acotado de una pintura. Se trata de series que están sujetas a lentas variaciones, pero que van abriéndose en una misma dirección.


Los cielos de Ángel Padrón muestran amplios horizontes ante nuestra mirada. Es heroica, en verdad, la elección de la pintura como medio de expresión de estos paisajes nocturnos. Emerson Barnard realizó, hasta el agotamiento, millares de fotografías de la Vía Láctea. Raoul Hausmann nos mostró a través de las sombras fantasmagóricas de sus mélanographies extraños satélites en órbitas disímiles. Por su parte, Christian Schad ilustró con sus fotografías abstractas o schadographies los poemas de Aloysius Bertrand reunidos en Gaspar de la nuit. Y más recientemente, la imagen nocturna le debe a las grandes constelaciones fotográficas de Thomas Ruff una de sus más hermosas realizaciones. Con todo, Ángel Padrón persevera en el uso de la pintura para mostrar sus cielos nocturnos, sus constelaciones. Es, la suya, una elección libremente asumida: la pintura como medio y como norma; el contexto propicio para jugar al juego de las representaciones nocturnas, innumerables.


Zugemessen ward dem Lichte seine Zeit; aber zeitlos und raumlos ist der Nacht Herrschaft. [Novalis]
                                                                                                 



Ángel Padrón pisando los talones de Amédée Ozenfant, siguiendo sus pasos por entre las encrucijadas de un jardín nocturno de asfódelos.


Al igual que en un pequeño óleo sobre lienzo pintado por Amédée Ozenfant en 1929, los paisajes nocturnos de Ángel Padrón insinúan la aparición de un cuerpo o la presencia casi invisible de una figura, acaso porque el secreto del origen de la vida se encuentra inseparablemente unido al destino de las formas celestes.


Figuras celestes sólo entrevistas por los ojos del artista noble de espíritu. Paraísos cerrados para muchos, jardines abiertos para pocos.


Ángel Padrón y Améedé Ozenfant, juntos subidos en la grupa de los caballos de Apolo.



1. Imagen nº 1: Ángel Padrón, óleo sobre table, 19 x 24 cm., 2008.
2. Imagen nº 2: Amédée Ozenfant, "Nuit", 27 x 35 cm.,1929.

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