Carlos Rivero en su estudio, una de la madrugada.
Carlos Rivero en su estudio, una de la madrugada. De un lado para el otro, mostrando sus pinturas obsesivamente; agachado junto a una silla roja o puesto en pie, hablando sin pausa, apartando lienzos de aquí y de allá; haciendo hueco en la acumulación que gobierna en su estudio. En compañía de las aves nocturnas.
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