martes, 12 de mayo de 2020




10 de mayo

Dialéctica de la clausura. Esto no es un diario del confinamiento ni nada que se le parezca. Ni siquiera es un diario, y tampoco alcanza la denominación de cuaderno, por mucho que haya en él anotaciones y comentarios sobre el devenir de algunos acontecimientos diarios. No nos engañemos; no sé muy bien qué cosa sea, ni tampoco cuándo deba poner punto y final a este montoncito de anotaciones sin sentido. Acaso debería seguir con otras cosas más útiles; acciones de naturaleza práctica, alimenticias. O quizás este sea el verdadero sentido de toda escritura: servir a la pérdida entre los márgenes de todas nuestras certezas, de todas nuestras contradicciones. 


9 de mayo

"El principio de otkaz implica la precisa definición de los puntos en que termina un movimiento y se inicia otro, un stop y un go al mismo tiempo. Otkaz es una cesura neta que suspende el movimiento precedente y prepara el siguiente. Permite reunir así dinámicamente dos segmentos de un ejercicio, da relieve al segmento subsiguiente, le da arrojo, impulso, como un trampolín. El otkaz también sirve para señalar al partenaire que uno está listo para pasar a la siguiente fase del ejercicio. Es una acción brevísima en el tiempo, en sentido contrario, opuesto a la dirección total del movimiento: el recular antes de avanzar, el impulso de la mano que se alza para golpear, la flexión antes de elevarse". 

                                                                                                                                  [Meyerhold]

8 de mayo

Las niñas enterraron al pajarito en una maceta. Yo estaba en el museo cuando ocurrió todo, pero me llegaron noticias del incidente a través del teléfono. Imagino la escena: el perro blanco saltando sobre el animalillo indefenso, aprovechando la impericia de su último vuelo. Es más, la imagino a través de una pintura de Picasso -reinterpretada por Domínguez- que pude ver el verano pasado en el museo Les abattoires de Toulouse. Exactamente los mismos personajes, los mismos protagonistas: el perro y el pajarillo moribundo, y la niña que contempla la escena.  



7 de mayo
Carta de Alfonso de la Torre agradeciendo el envío de mi monografía sobre Maribel Nazco: "bella edición, al fin, de esta biblioteca con frecuencia rala de diseño", subraya.


6 de mayo

Vuelta al trabajo presencial. Esta mañana, al bajar por la carretera hasta la conexión con la autopista, me he cruzado con al menos siete personas que corrían en solitario. Cada cual a su ritmo, transitaban por el arcén con ropa de deporte, casi todos con alguna prenda fluorescente. Algunos parecían bastante perjudicados por el esfuerzo, pues desde primera hora de la mañana el sol brillaba con fuerza y azotaba, sin tregua, las laderas de las montañas vecinas. Pendiente arriba o abajo, se les veía en una actitud forzada, sudorosos, como si fuese la primera vez que hiciesen esta clase de ejercicio. No es este, pienso, el mejor sitio para correr, pues la orografía del terreno cierra otras posibilidades más acomodadas y ventajosas. Desde aquí cualquier opción pasa por subir o bajar deliberadamente por el estrecho margen que deja a ambos lados la carretera. La autopista hasta Santa Cruz sin demasiada densidad de movimientos. Ahora que voy en el coche caigo en la cuenta de hasta qué punto echaba de menos la sensación de conducir: aquel dejarse llevar carretera abajo hasta el cruce más próximo, mientras observas el despertar del día y corroboras que la vida es un exceso. 


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