domingo, 24 de mayo de 2020


20 de mayo (y final)

La sensación de no tener control alguno sobre el tiempo; la intuición de que todo lo que acontece se nos escapa de las manos irremediablemente. Las tazas del desayuno sobre la mesa. Y la estupidez de llevar un diario cuando todo ya ha sido dicho por el amanecer de esta mañana inmensa.


19 de mayo

"El actor balinés comienza por observar la máscara, teniéndola en sus manos, frente a sí. La contempla durante un largo rato, hasta que él y la máscara comienzan a convertirse en un mutuo reflejo; una es el reflejo del otro y viceversa; él comienza a sentir la máscara como parte de su propia cara, pero no como la totalidad de ésta, porque al mismo tiempo él está yendo en busca de su propia vida independiente. Gradualmente, el actor comienza a mover las manos de manera tal que la máscara cobra vida, y sigue observándola como si se produjera con ella una empatía. Y entonces suele ocurrir algo que ninguno de nuestros actores, ninguno de ellos, puede ni siquiera intentar (y que incluso es sumamente difícil que ocurra con un actor balinés) y es que la respiración del actor comienza a modificarse; el actor comienza a respirar distinto con cada máscara diferente. En cierto sentido, es obvio que cada máscara representa un determinado tipo de persona, con un determinado cuerpo, un determinado tiempo y un determinado ritmo interior y, por lo tanto, con una respiración determinada. A medida que el actor comienza a sentir esto y sus manos empiezan a adquirir la correspondiente tensión, la respiración sigue cambiando hasta que un cierto peso de la respiración comienza a invadir todo el cuerpo del actor; y cuando ese proceso culmina, el actor está listo: se coloca la máscara. Y allí está entonces la forma integral, completa".

                                                          [Fragmento de "La entrada a otro mundo", por Peter Brook. En Más allá del espacio vacío.]


18 de mayo

Emma ha progresado mucho con el violín. Me sorprende cómo ha logrado hacerse con el instrumento de esa manera, y cómo éste responde a los movimientos e inclinaciones de su brazo. Desde fuera parece cosa de magia. Siento una admiración indescriptible al tiempo que una sana envidia. La música es siempre un milagro; lo mismo que la buena poesía. Me llama la atención el hecho de que casi todo lo que sale de este instrumento resulte intensamente conmovedor y provoque esta sensación de zozobra. Un instrumento ideado para poner de rodillas nuestro corazón. Hoy he estado en el museo hasta bien entrada la tarde. Al regresar a casa escucho un programa cultural en la radio. Detesto a los novelistas que hablan de sus libros y consumen una buena parte del tiempo diciendo estupideces sobre los personajes de la narración y sus anécdotas.  (Por un momento confundo este diálogo radiofónico con las absurdas comparecencias de los futbolistas en las ruedas de prensa). Parlotean y repiten una y otra vez los mismos argumentos sin sustancia; le dan vueltas, hasta el agotamiento, a las naderías de lo anecdótico. Una y otra vez.


17 de mayo

Un calor tropical, la primera sensación de la mañana. Eso y el canto de unos pajarillos diminutos que desde hace semanas amanecen entre las ramas de los árboles. Llegan otros sonidos dede mi ventana. Ahora caigo en la cuenta de que el vecino de la casa alemana debe de haber traído algún gallo, porque desde bien temprano se le oye cacarear en su jardín, a lo lejos, a veces superpuesto al eco percutido de una lejana taladradora. Tomo el primer café de la mañana. Ha vuelto el rugido de las motos los sábados y domingos al mediodía. No se las ve, pero se escuchan sus rápidos y bruscos acelerones desde esta parte del valle. El día se sucede en una suerte de danza previsible y tienes la sensación de que todo se te escapa de las manos. Eran ya pasadas las siete de la tarde cuando regresé a casa. El camino de regreso, a esta hora, suele ser tranquilo y sin mucho tráfico. Más bien soy yo el que toma cierto apuro por llegar cuanto antes, por aquello de que no se pase el arroz y el día te sorprenda en sus postreros atardeceres. 


16 de mayo

"- Por supuesto no crees en una vida posterior a esta...".
"- No, de momento no. Esto no quiere decir que a lo mejor sobrevivamos también. El juego del blanco y del negro, en este caso de la vida y de la muerte, puede irse prolongando. La muerte puede convertirse otra vez en vida y seguramente se convierte, ya sea por el mero hecho de la descomposición de un cadáver, que se convierte en una especie de alimento en la tierra. Y puede generar otras energías y otros animales. En las infinitas combinaciones que puede dar la materia, quizá llegue un momento en que las cosas se vuelvan a combinar y a recrear otra vez esta escena que estamos viviendo tú y yo".  

                                                                            [Miguel Fernández - Braso. Consersaciones con Tàpies, 1981]


15 de mayo

Recibo, temprano, la llamada de mi madre como cada quince de mayo. Caballero me envía por wasap su felicitación con una imagen de la siniestra y, sin embargo, celebérrima Romería pintada por Goya para La Quinta del Sordo, hoy en El Prado. Nada mejor que el humor negro para despertar la inteligencia dormida en un día completamente ajeno a toda motivación. Guardo, siempre, en este día, un pensamiento de ternura para una de las personas más queridas en mi infancia. El tiempo, que todo lo disuelve en brumas más o menos ininteligibles, va difuminando los rostros en un sentimiento tierno, inasible e incoloro, imperceptible para la vista. Hasta aquí llega, como el recuerdo, un penetrante olor a retamas florecidas.   


14 de mayo

J. Beer me dice que su padre, Michel Beer, fue aviador y escritor. Afirma, no sin cierto entusiasmo, que le dijo haber conocido a Saint-Exupéry y su avioneta. Recuerda que los textos que escribió -las poesías que compuso- merecieron el beneficio de cierta popularidad entre los lectores de su época; o al menos entre su círculo cultural más cercano. No concibo otra profesión más acorde con el oficio del aviador que la de componer versos. Decir a todas horas, en cualquier caso: "j'ai la tête dans les nuages". 


13 de mayo

"¡A la piltra! ¡Atajo de visionarios!"

                                                             [Antonin Artaud]

12 de mayo

El pintor F. L. subraya que sigue buscando el desequilibrio en sus composiciones. Debían ser las dos y media o las tres de la tarde cuando hablamos por teléfono, con la promesa de quedar para tomar un café en los próximos días. (Me vino de pronto a la cabeza la perspectiva deliberadamente oblicua de las mesas sobre las que reposan los objetos, silenciosos, en las naturalezas muertas de Carlos Chevilly). Un punto de fuga; una camino que se abre en el cuadro hacia alguna parte lejos de cualquier clasicismo; esto es, al margen de todo orden demasiado previsible. Caigo ahora que en sus palabras hay algo aplicable a la vida misma. La necesidad de buscar una ventana abierta al extravío o al deseo desmedido de la imaginación.  




11 de mayo

Hay algo perverso en la elección de la anécdota que se lleva a la escritura. Cuántos pensamientos; cuántas imágenes; cuántas conversaciones se dejan caer en el olvido para salvar tan solo unas pocas impresiones del diario acontecer. Es la dialéctica de la elección. El conflicto permanente de tener que seleccionar algo entre todo lo demás, sin perjuicio de que sea la visión más anecdótica de la jornada la que habrá de permanecer en tu retina, como quien contempla una escena pasajera desde la ventanilla del coche. Cuántas veces un pequeño gesto o una imagen sin importancia cobra el sentido de la permanencia en nuestra memoria con mayor intensidad que cualquier otra experiencia a priori más relevante. 


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