domingo, 6 de abril de 2025



(12  de marzo de 2025)

Hoy he dormido, madre, con la manta de vivos colores –rojos y verdes encendidos– que compraste en el bazar, muy cerca de la puerta del colegio. Yo estaba contigo aquella mañana y tú insististe en comprar una manta que vimos sobre las estanterías de la tienda. Me preguntaste si me gustaba y dijiste que quedaría muy bien sobre mi cama. Recuerdo de forma muy viva cómo reías. De hecho, siempre he recordado tu sonrisa de aquel día. (Por alguna razón que no entiendo, la memoria conserva imágenes que no han sido buscadas, escenas vividas o anécdotas ínfimas que quedan registradas en nuestra mente con una duración mucho mayor que otros acontecimientos que tienen lugar en nuestra vida). No sé por qué razón no asistí ese día a la escuela. Lo cierto es que tú me llevaste contigo hasta la tienda para comprar algunas cosas y no se oían voces de otros niños en la calle porque era un día de colegio. (En la tienda de Chicha había de todo. Cuántas cosas depositadas sobre los anaqueles). La trajimos a casa envuelta en papel marrón. Tú la sujetabas de un extremo y, yo, del otro. Recuerdo que reímos y avanzamos por las callejas de losetas grises del barrio hasta llegar a la puerta del bloque cien donde vivíamos. Qué tonta es esta historia, pero qué vivo recuerdo conservo de aquella mañana. Hoy me ha servido para recordarte, madre, para pensarte y soñarte, agazapado bajo la protección de esta manta que tú me regalaste. 


(13  de marzo de 2025)

Es imposible expresar la tristeza que siento por la pérdida de nuestro amigo el profesor C. Brian Morris, hispanista de pro, apasionado crítico de la poesía española de vanguardia, y un hombre de una rara –por excepcional– generosidad. Agradezco a la vida el privilegio de haber contado con su complicidad, su optimismo, su amistad. Alzo mi copa y brindo por Brian.




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