sábado, 13 de junio de 2009

Elogio de la pausa


Para ti, tranquilidad nocturna, conticinio espectral, vigilia de las cuatro de la mañana, madrugada serena, es mi saludo específicamente militar. Sólo para ti, esquina solariega, tarde de domingo, minutos del café, sala de espera del dentista, bostezo canino, parada del tranvía a media tarde con caramelo en la boca, es mi gesto de camarada sin condiciones.

Para ti, pausa clemente, es este elogio fraternal, porque tienes la habilidad de devolver la reflexión a nuestras vidas; porque multiplicas los índices de audiencia de las tertulias radiofónicas; porque nos dejas un resquicio de esperanza para recordar el olor de las ciruelas maduras, saludar con la mano en alto a las balandras que se alejan, regodearnos en el sabor a carmín de unos labios tiernos.

Para ti, pausa venida y pausa por venir, vayan, hoy, todos los elogios.

2 comentarios:

  1. Isidro, yo te lo mando. Perdona, he andado un poco pachucha. Espero que no le llegue a tu vecina.

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  2. Eso, eso, manda lo que tengas que mandar, pero no a la vecina, que siempre está pendiente del buzón de correos por aquello de ver si traen o llevan. Fisgonar es el verbo que debiera emplearse en estos casos. ¿Por qué no hacer un elogio a los fisgones?

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