martes, 9 de abril de 2013

Las Pitas





Las piteras en flor, punzantes como animales panza arriba: afiladas garras bajo la inclemencia de una luz que no cesa. Desafiantes dedos o lanzas o dardos dirigidos contra los celajes.


A veces, aparecen ante nuestros ojos, secas, sin colores, a punto de perder el equilibrio, como adargas de viejas huestes medievales tras la contienda, como cuerpos tendidos al sol después de la batalla.



Flechas apuntando hacia lo alto, señalando con su índice fijo la soledad de algún dios, tan alto y tan lejano, acaso, inexistente.




Una pitera no es sólo una pitera. Contemplamos la estampa no a partir del paisaje natural, sino desde la imagen recordada en una pintura de Jorge Oramas. Y así, la imagen real y la trasladada al lienzo se abrazan en nuestra mirada, absolutamente.  


La pitera en flor, al aire libre, taladrando la mirada, dueña y señora de reinos de nadie.





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