martes, 21 de abril de 2020


20 de abril


Las reflexiones de Carl Sagan sobre el tamaño insignificante de la tierra vista desde el Voyager II en el momento del envío de su última fotografía de La Tierra, en 1990, poco antes de abandonar el sistema solar. La idea de pensar el planeta como un pequeñísimo grano de arena perdida en la inmensidad cósmica: una lección necesaria para la cura de la soberbia y la arrogancia. Una loción magnífica para relativizar todo aquello que consideramos importante y que, en el fondo, carece de sentido. Habría que hacer una colonia especial y refrescante con la voz de Sagan, de forma que nos lo recordase cada mañana. Sin duda el mundo iría mejor.



19 de abril


"Me sorprende la capacidad que tiene para arrimar el ascua a su sardina, y eso sin tener en cuenta todo lo demás", subraya un amigo por teléfono. Las expresiones populares, las más corrientes siempre son las más ventajosas para el lenguaje; nunca llegamos a comprender del todo la rara fascinación que producen en nuestro pensamiento, y aunque sean de uso corriente logran detener nuestra atención en la asimilación de las imágenes de uso metafórico que están en juego. Esta mañana me he empleado a fondo, en justa y desigual batalla, con los insectos xilófagos que al parecer anidan en algunos de los muebles de la habitación sin que nos hayamos percatado de ello. Eso sí, han dejado su tarjeta de visita en forma de pequeñas virutas de madera caídas al suelo. Repaso la madera con un líquido con olor a petróleo que me vendió el ferretero, pero desconfío de este invento milagroso, pues normalmente es muy difícil desalojar a estos insectos. De momento he forrado con plástico y cinta varios listones de madera, y espero de esta forma obtener algún resultado. Ellos también están, ahora, en reclusión. En fin, escuché que querían dilatar el confinamiento, aunque lo cierto es que todos empezamos a sufrir la fatiga de este obligado encierro. El tiempo ha adoptado una laxitud extraordinaria: todo se hace corto y largo a la vez. La jornada se dilata y aporta unas sensación de serenidad poco habitual; y, sin embargo, al final del día nos asiste la sensación de que apenas ha dado tiempo de hacer todo lo que debemos. 


18 de abril

Hoy ha amanecido con la misma luz que estos últimos días, pero todo deviene mero espejismo; lo normal en estas fechas es la mutabilidad y el cambio constantes. Nada goza de la fijeza permanente. Intento ayudar a las niñas a colocar algunos fragmentos en un puzzle de no sé cuantas mil piezas, pero reconozco mi falta de paciencia para con los juegos previsibles. Se sabe desde el principio cuál va a ser el final; cuál la imagen resultante. No existe el factor sorpresa, y el asombro está ausente. Reconozco, con todo, que se trata de un juego que refuerza la perseverancia y la constancia en un único objetivo, pero aún así me fastidia esa forma de repetición de un imagen conocida como mera forma de distracción. 


17 de abril

“Aun en los sueños mejor interpretados es preciso a menudo dejar un lugar en sombras, porque en la interpretación se observa que de ahí arranca una madeja de pensamientos oníricos que no se dejan desenredar, pero que tampoco han hecho otras contribuciones al contenido del sueño. Entonces, ese es el ombligo del sueño, el lugar en que se asienta lo no conocido. Los pensamientos oníricos con que nos topamos a raíz de la interpretación tienen que permanecer sin clausura alguna y desbordar en todas las direcciones dentro de la enmarañada red de nuestro mundo de pensamientos”.

                                                                                                [Freud, La interpretación de los sueños]

16 de abril

Si es cierto que el sentido de todo diario es su discontinuidad, no su fijeza en la transcripción literal y continua de los hechos diarios, entonces carecen de sentido estas anotaciones tomadas por simple ejercicio. Pero qué hechos, qué visiones, qué anécdotas de nuestro acontecer merecen el beneficio de la permanencia.



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